IRENE
IRENE Ya murió la virgen de mil claveles que entrelazados formaban su cuerpo. su rostro, ya pálido e indolente, sin repiques de campanas. Yace en blanco raso dispuesta a emprender el largo viaje. Y hoy miran desde arriba, con gesto de dolor, por la pequeña vitrina opaca. Ella que será recordada, día tras día, en el sillón de casa, con sus pasos quebradizos, sonriendo, haciendo la cama. Ya tras la tierra sepultada, en el orificio oscuro, tras la losa de mármol grabada. En aquel paraje frío, desértico, tras la reja cerrada. A tí, la niña triste de sueños fabricado de aria de noches mil yLEER MÁS